
No se si le puedo llamar madurez, falta de alegría, falta de tiempo, falta de ganas, pero al final como lo quiera llamar, solo resultan síntomas de la misma enfermedad: No tomo, no juergueo, se me ha dado una especie de rebeldía que me aleja del bodrio que resulta para mi una disco u otras reuniones de reggeaton+merengue+salsa=pachanga, es decir, se ha enclavado en mi mente la libertad de bailar donde quiero, tomar solo por bohemia pura y aparecer sutilmente en alguna reunión, ciertamente creo que en el poco tiempo libre que tengo, tengo el derecho de no estar preso de una felicidad prefabricada. Siento de cierta manera que no se que celebrar, ni por que?...
En una corta evaluación saco que si me encomiendo a Dios Jehova y que todos mis logros realmente le pertenecen, entonces no tengo que celebrar, pero a la vez, estos compromisos no me dejan ni un poco de energía para poder ir a alguna iglesia en la mañana y alabarlo, es decir celebrar lo que logro gracias a él, lo cual me hace un ingrato y que me da como resultado final : No celebro nada.
Se me murió la alegría, sufro de vejez prematura, dudo mucho que esto sea madurez, si fuera así estaría feliz y entendería de donde viene. La verdad no se si es aburrimiento, pero me estoy convenciendo que me estoy aburriendo, o bien que tengo un temor muy encubierto a volver darme a la ligera como antes. No me entiendo de verdad y esto le afecta al final mucho a Johanna, pues ella merece celebrar y vivir estas cosas que no ha vivido por pasar su chibolitud conmigo y que lo quiera hacer conmigo es perfectamente comprensible, pero ni yo mismo me aguanto cuando gasto mi plata y finjo estar alegre fuera de horas de labor.
Mis alegrías ahora se reflejan en mis metas, no se, me alegra mas escuchar mi música ideal en el momento justo, ver a una parejita joven y feliz, los errores de los niños, la ternura de los ancianos y la sinceridad de los animales, extraño mis cafés tranquilos en D´Laritza y mi vino seco en La Posada del Ángel, mi inútil orgullo y mi vulgar indiferencia a la ignorancia, la extraño por que a veces recuerdo que existo algunas veces para mi y ya no se para que soy así, solo trabajo, y aunque me gusta, quisiera a veces consultarme que otras cosas me gustarían tanto para dejar en parte lo que tengo que hacer.
Calzoncillos fríos de lunares amarillos, copada agenda cargada y rastrillada, lentes negros frente a una vitrina llena de colores, caleidoscopio de grises, invierno limeño en Disneylandia, buzón de sugerencias en el baño, piñata llena de tablas numéricas, presentador del concurso de una funeraria, flizzssuppsooppzzz, y una huella volteando la esquina de un reloj.
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