Sueños de Incienso

Se cierran libros detras de mí, se cierran hojas tras cada paso que doy. Recuerdo la muerte de mi abuela, cuando comprendí que debía dejar de ser un niño "de mi casa", Drako murio, cuando aprendí que en esta vida al final realmente estamos solos con Dios Jehova para defendernos y que aunque tus padres te amen mucho, realmente es uno mismo responsable de su porvenir. Y ahora que creí que iba a empezar a aprender mucho mas, acabo de aprender una leccion tan profunda que quizas, cuestione y replantee el resto de mi vida.

Ha muerto Lisseth Koyama Arakaki, mi ex enamorada, quizas mis amigos me hayan escuchado hablar de ella como la chica de mis sueños que me traicionó. Sin embargo, viendolo desde aqui hacia atras, podría decir que es la chica que me enseñó a vivir de la realidad, la que me puso al fuego y me aventó al desnudo a la calle, para ir vistiéndome de lo mejor de mi. El llanto al final fue brillo, el alcohol al fin fue vida y hoy las noches son sonrisas, no existe mas el dolor, sino hasta hoy.

Hoy, aqui sentado escuchando José José, tomando unas copas de vino, como hace dos años y algo más, recuerdo como la quería olvidar, como pretendía olvidar el Opera Bar y el Cheers, la inolvidable noche en Chancay y su sonrisa frente al horizonte, como la ame con desesperación y confusión, como trate de ser quien no sabia ser. Al fin nunca se olvida el dolor. Al final aprendí que en verdad era un gracias, te perdono; y no un adiós, fuera de mi vida.

Recuerdo las noches juergueras interminables, su cuerpo sensual bailando sin importar nadie y sobre todo aquella madrugadas mágicas que hacían detener el sol, intrometiendose en mi vida desde el recuerdo, desde lo profundo haciendome querer reaccionar, hoy por hoy, que me entere que haz muerto hace un mes un 8 de agosto, fui a tu casa, hable con tu madre, te prendí un incienso y ore por ti. recorde nuestra mística y lo que me enseñaste de tí y tu forma de vivir. Gracias por demostrarme que era un estúpido en muchas cosas.

Ahora solo puedo ir a tu misa, y asumir, que aunque me utilizaste para olvidar (como dictaron tus palabras), me enseñaste a amar como un loco, y hoy, me enseñaste que hay que perdonar así no te pidan perdón, pues en verdad que nada es suficiente, cuando al final de los finales no puedas decir nada nunca, que en cualquier momento puede ser tarde hasta para los demás. Esta sera la ultima vez que a manera de recuerdo te diré desde lo profundo de mis pupilas: "Te amo Lissy".