Todas las cosas que tienen por destino no profundizar, pasan, sencilla y naturalmente pasan. Así mismo nosotros, o mejor dicho, la imagen de nosotros ante los demás también se deteriora después de la primera impresión lograda, o proyectada a los demás, sea por nuestra propia imperfecta humanidad, o situaciones complicadas que estén sujetas a la proyección de esta imagen. Yo me evito esto, teniendo como premisa que todos, TODOS somos situacionales y condicionales, y lo que somos en realidad esta más compuesto por nuestros principios que nuestros valores para su proyección.
Sin embargo en esta entrada hablaré un poco más sobre un efecto conocido tanto en mi bitácora como para muchos amigos, es el que ultimamente he denominado "Que pase el desagraciado", por la tendencia del mismo y el manejo emocional del entorno social de la persona que lo invoca, y del que estoy completamente seguro habré sido victima como muchos de vosotros. Entonces ¿De que se compone este efecto?:
Es el clásico efecto en el que nuestra pareja al encontrarse enamorada, prodiga nuestras cualidades o gestos, y los amigos en una suerte de labor de celestinos, al no conocernos, nos apoyan y alientan el progreso de la relación deseada, la cual, una vez lograda provee el efecto de campaña incógnita, todos se mueren por conocerte y en esa impresión generalmente te la juegas, como un contrato a corto plazo para que sus amigos se vuelvan tu auspiciador oficial, o eco de la reconciliación a cualquier problema.
Es así, que a medida del tiempo los amigos pasan de buenos a malos y de malos a buenos, etc. y uno tiene que ir con el amén de nuestra pareja , con cada vez mayor relevancia de nuestra opinión y en tanto mayor responsabilidad sobre la misma, y también sobre una negociación tácita que se renueva con la llegada de cada pasajero de este bus de la amistad diferida. Sin embargo, ¿Que sucede cuando nosotros, como personas defectibles, podemos tener gestos o momentos fuera de nuestro margen de control que pueden desmejorar la situación, o generar mácula en una buena imagen inicialmente obtenida?, es en ese momento, en el que el incumplimiento de la negociación "Ella es mi amig@ en tanto me puedes caer bien, siempre y cuando evidencies que nos llevamos", puede dejarnos una mina antipersonal detrás de nosotros que es activada de soslayo por algún malestar de alguna manera evidente en la relación, transformando aquel eco que antes resonaba al son de la reconciliación hasta el silencio a lo que ahora retorna haciendo ruido, como un parlante rasgado.
¿Que sucede entonces?, tenemos que nuestra pareja al verse deprimida, se acerca a ellos y sencillamente ahora, tal y como el público de Laura Bozo, empiezan a colocar el paradigma de la persona en el panel, y le dan a piedrazo limpio, entre los que esconden la mano (generalmente la mayoría) y los que no, incluyendo a los que nadie les pregunta y les gusta participar, meter la cochinadita y proyectar sus propias experiencias a las de nuestra pareja se vuelven un deporte, en una fiesta de derroche de resquemores, rencillas y resentimientos guardados, en el que todos trasladan algo de sus propios sentimientos regurjitados hacia una misma persona, aquel(la) amig@, en detrimento del que que esta en el panel -¡Que pase del desgraciado!-.
Y cuales son las consecuencias de este efecto natural de las amistades ajenas, existen varias, entre ellas:
El Halo,ese de amistad y apoyo, ese de "vamos a tomar algo con todos, no te acongojes" desde el momento del problema se difumina una lejanía de este entorno social hacia su víctima (como pa tomar vuelo), hasta que esta de alguna manera ofrezca un valor agregado para volver a negociar o sencillamente se lo lapiden completo para gozo de la plaza, con el dolor de la pareja y la reafirmación de la autoimagen del amigo magnánimo o auxiliador. Pero que bien nos sentimos cuando reventamos una relación, nos sentimos los libertadores que desatan la libertad del corazón ajeno, y traducimos detrás de nuestros actos "el dolor es lo de menos, para eso estoy yo". Acogen al amig@ como cachorro y se basan en el lapidamiento ajeno para redimirle de sus propios pecados, se ven reflejados y es un efecto humano natural.
El Amigo Consolador, este es el clásico que intenta la jugada maestra, jugándola de pañuelo de lágrimas para aprovechar alguna debilidad de carácter acompañada de alguna bebida, todos alguna vez nos la jugamos, sabiendo que lo que pasaría, podría bien pasar como un error mutuo que se puede olvidar en pos de conservar la sincera amistad, algunos de sus síntomas son el sentimiento de culpa falso, la excesiva disposición al auxilio, y el conveniente aprovechamiento de otros amig@s para el logro de sus fines.
El Nuevo Sponsor, este puede estar relacionado directamente con nuestra pareja o con los amigos de la misma, y aprovecha la situación para "revelar" ante el circulo social su amor platónico que ahora "casualmente" tiene una oportunidad de realizarse. Esta clase de persona carroñera, suele aparecer, en base a su olfato para las relaciones problemáticas de corto alcance, y suele valerse del grupo social, jugándose la "puja" de los beneficios de la situación con el enamorado en problemas y el auspicio de este grupo social para poder llegar a su meta, personalmente estas personas me parecen unas de las más despreciables del planeta y es algo que jamás he hecho, ni de chiquillo.
El(la) Trampos@, casualmente autoinvitado o como invitado especial de los amig@s con el único fin de "divertir" a nuestra pareja, y a su vez alimentar el circo con un nuevo secreto a voces dentro del circulo social, generalmente estos seres ordinarios, son los que representan la calavera de muchos en el armario si se reparan las cosas.
El Sponsor reciclado, este suele camuflarse como amigo consolador o jugarse una revancha como "renovado Sponsor". Es también un clásico, y forma parte de los recursos con los que suele contar nuestra pareja o da como un hecho, y que tranquilamente pueden ser un error, o no, en cualquiera de los casos resulta una situación inestable, que no necesariamente cuenta con el apoyo del circulo de amigos.
La Erosión Social, de la imagen de la pareja, si esta por designio del destino deciden seguir juntos, de manera que la parte "dañada", invitará al enamorad@ a evitar un nuevo roce con determinados amigos, en virtud de las posibles argumentaciones soltadas en plaza o "piedras" lanzadas, o bien que exponga un nuevo argumento social, sucite una situación confortable y que incluya un nuevo valor agregado que reconstruya el contrato social. Lo peor que puede suceder es la disolución del mismo, un síntoma común es la acidez social o las lagunas comunicativas.
La Transmutación Amical, el surtido de amigos en común generalmente se reparten según su origen y conveniencia (claro, del amig@), en algunos casos se da el tranfuguismo, dentro de este proceso que tiene su naturaleza justamente en la mutación del entorno social favorable, y de incluso amigos en común, a agentes de intolerancia que de tener razones evidentes, pueden ser los primeros en tirar la piedra; de estos amigos, hay que tener cuidadito, dado que tienen argumentos de contraparte y que generalmente los juegan a favor de su autoimagen redentora o reafirmación de su voto de confianza, más que de su amigo aflijido.
Todo buen horizonte apuntará hacia la renegociación social, posterior a la reconciliación, en tanto si enfrentamos este efecto, tenemos que recargarnos de paciencia y buen tino, y reconocer que TODOS alguna vez tiramos la piedra y escondimos la mano, y no podemos ser tan ingenuos en creer que alguien más no puede hacer lo mismo, o que somos dueños de una imagen con revestimiento antimanchas y que sencillamente nuestros problemas no son del interés de nadie. Dado que sea un círculo pequeño o grande, seremos sujeto de opinión de los amigos de nuestra pareja, y la exposición de situaciones problemáticas, sea por detección, insinuación o pregonamiento de las mismas, siempre puede traer consigo un cambio que nos hará pasar al banquillo de los acusados... Dios nos libre de todas las consecuencias, pero si nuestro amig@ se siente mal...¡Que pase el desgraciado!.
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