
Para cuando cuento esto, en verdad es poco el dolor que puedo retratar a comparación de lo que me ha dado la vida a la actualidad. Sin embargo vale la pena darle una segunda parte a todo este cambalache.
Bueno, continuando fui primero a este lugar que por lo que vi es muy bonito, pero poco popular, llamado “Mía”, como dije anteriormente no entiendo porque no es el lugar predilecto, habían pocas parejas y la atención demoraba bastante, así que tras sazonar un poco la noche, fuimos a aquella otra discoteca llamada “Altabar”, si aquella a la que dicen que no van pirañas y que estaba llena de ellos, además de maricas. Eran ya la 01 horas, entramos en el tumulto, definitivamente para estas alturas ya estaba con mi cara de palo, pero con inexplicables ganas de divertirme a pesar de todo, sin dejar de lado el hecho de remarcar el que me sienta mal por toda la situación. Así, todo empezó con las primeras ganas de ir al baño, no en la disco que estaba vacía y tranquila, no, le dio ganas (y que la acompañe) a la discoteca que estaba repleta por completo, incluyendo una fila interminable de chicas en diferentes estados de fiesta.
En la fiesta, lo regular, las chicas pretendían que empiece a comprar chela y les lleve y traiga de todo, con el humor que estuve, lamentablemente tuve que resumir en un determinado momento todo en un simple NO, a posteriori, la fiesta se dividió. Los pirañas se emborrachaban más mientras que en la fila del baño esperamos a dos gays que se metieron al baño mas de 15 min. y salieron acomodándose el pantalón. Terminé bailando en un pequeño espacio del bar, compartiendo a medias, disfrutando a medias, bailando a medias, la verdad con el humor que andaba, la cosa estaba tensa. Salimos con la onda de dormir y despertar al otro día antes de las 9h, basta que les diga que regresamos a esto de las 5:30h y desperté a las 8:30h, sin ningún problema, de verdad quería regresar a mi Lima querida, no había encontrado mucho en Barranca.
De regreso, un par de estornudos, calentura y malestar corporal evidente, me indicaron que sobre que no había podido pasar unas verdaderas vacaciones con Johanna, tampoco iba a terminar bien ese domingo. Posteriormente vimos entre otras cosas la manera de ir al baby shower de Licett (mi asistente), con una mecedora bastante bonita (incluso tenia vibrador), bella en verdad.
En la semana regrese al trabajo con un verdadero deseo de olvidarme de la semana santa, pero la enfermedad de mi amada, me tuvo atento a diversos favores dadas las consecuencias de las cosas que vi que disfrutó y las cosas que disfrutamos. Todo hasta la cena de cumpleaños de Johanna el día miércoles 15 de Abril por la noche en el Hikari, donde estuve comercialmente romántico y correcto con mi caja de Rosatel, en la cordial compañía de sus amigas (si, las mismas del viaje) además de la diáfana compañía de su prima y respectivo novio, según las palabras de Willy, una jornada casi épica. Gracias a Dios Jehová todo terminó bien, y siguieron las cosas regulares de siempre que en verdad, después de esto, resultan un buen refugio.
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