Ninguno de los dos podía predecir que algún día íbamos a vernos a los ojos de otra manera, que todas las sonrisas y dolor iban a seguir un nuevo rumbo sobre una nueva versión de nosotros, que todos los recuerdos iban a volverse lazos de confianza que atarían nuestras manos alguna vez a caminar juntos por la vereda, a dejar las cosas atrás entre las sombras de las calles y contarnos una nueva historia al oído mirándonos sin parar, buscando aquel origen de las luces que existen en nosotros, la pregunta de siempre era ¿Donde?, ¿Cuando?. Y aquel silencio volvía a envolver un montón de sentimientos que nacen de la intensidad de tenernos cerca.
Somos amigos desde hace dos años, con diferentes historias, con cosas en común, con maneras diferentes de decir las cosas, dos personas distintas en un mismo lugar y así por capricho de la vida toparnos con el otro, alguien que nos brinde aquella sonrisa oportuna, que haga de nuestra vida algo más, que este dispuesta a quemar todo lo acumulado y volverlo aliento y calor, que este dispuesta a contemplarnos, a buscarnos, a escucharnos de esa manera especial.
Aún no puedo determinar en realidad cuando comenzó todo, solo se que todo esto nació de aquel lugar sin nombre de donde salen todas las cosas bellas que no merecen un "porque" de su existencia, sino solamente disfrutarlas, vivirlas al máximo y ser en ellas. En verdad de haber sabido que hacia falta solo un beso para poder sentir una pregunta antes de pensarla, si hubiese sabido por un minuto que estabas ahí tan cerca de mi mano, dándome la mano. Aquel beso que nació del azar, aquellas conversaciones llenas de risas, aquellaas miradas que se fueron juntando hasta formar un beso, aquella lasagna con vino blanco y tus hermosos ojos ( y piernas!)
Y bueno, ahora no puedo planear nada en realidad, nada esta más allá del control necesario para dejarle oportunidad a todo el resto de sensaciones, es como empezarnos a conocer de nuevo, y lo mas interesante es que ya nos conocíamos (el psicopausico y la párvula, perfecta pareja, jajajajaja), tu autenticidad, tu forma y tus ganas (y las mías), tu delicioso cariño, tus profundos ojos, tus palabras espontáneamente y oportunas, el calor de tus manos, la suavidad de tus piernas, el aroma de tu silueta acariciada por una delgada línea de luz, tus dulces besos y el querernos con esta intensidad.
En verdad te puedo decir que has cambiado mi manera de ver los colores de las cosas, mi manera de sonreír, mi manera de vivir, hasta de concebir la compañía sumada al querer, las cosas que en verdad valen la pena, te quiero tanto amor, que aún quedan cortos los adjetivos en este paréntesis, para todo lo que me das, gracias Claudia y como siempre digo, nunca lo pensé pero que bueno que estas aquí a mi lado. Te quiero Mucho Amor.
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