Nuestras Deudas

Hoy como en otra de las extensas conversaciones en las que nos embarcamos willy y yo, y al hablar para variar de nuestras vidas se desnudo un nuevo concepto para mi, que aunque parezca manoseado y copiado de algún libro de autoayuda, la verdad me ayudo a definir esta noche el porque de mi infelicidad cabalgante, de ese caos de acciones entre disfrutar e ignorar lo que no me conforma, y la disconformidad que siento cuando al fin parece que logre algo hasta el final, el sentir que distrae mis ganas y mis sentimientos de ganar, y por increíble que parezca es su propio motivo.

Tengo una deuda conmigo mismo, no con lo que quiero lograr, sino con lo que siento que debí haber logrado, y que aunque parezca una persona de muchos comienzos, me devuelve a pensar en lo que pude hacer, razonablemente para mi resulta absurdo, sin embargo, tengo que aceptar que es el sentimiento que día a día me distrae de mis razones de hacer y me hace pensar en lo que ya no puedo cambiar.

Algo es cierto, como dice José José ya lo pasado pasado, si embargo deja ese sin sabor de lo que disfrute y hoy no disfruto, coseche antes de sembrar, y gane experiencia en la vida, la cual a veces olvido al querer borrar lo que no hice en esos tiempos. Lo cierto que es que como dice mi buen amigo, es bueno detenerse a pensar como cuando tenia su edad (19) en lo que tengo de bueno para cultivar, y no en lo que no pude haber sembrado. La experiencia rinde sus duros frutos en la vida, y tengo que aprender a reconocer que bueno o malo, son hoy mis armas para seguir adelante.

Hoy se que lo que soy es lo que tengo, y todo lo demás es una lección por aprender con la tranquilidad que me da el corto y ansioso tiempo por cumplir, y debo aprender a paso firme. Que mis metas de hoy son la única promesa que tengo de no tener mas deudas conmigo mismo mañana. Y que por fuera de las deudas materiales, están las que tengo que darme a mi mismo como un logro por el ayer y el hoy.

Todos tenemos una deuda de lo que quisimos hacer por ser lo que quisieramos, sin embargo, solo cuando nos damos cuenta de cuanto nos debemos, regresa ese coraje, que debe convertirse en energías para lograr nuevas y mejores cosas.